#Writober reto días 16/17/18 y 19 #WriToberInsomnio #WriToberSonrisa #WriToberTorre y #WritoberMiedo
Seguimos avanzando en este fabuloso reto de escritura.
#WriToberInsomnio Microrrelato
Mi
esposo no entiende, sé que si duermo moriré. La primera noche que pasamos en
esta casa, una inquietante presencia se hizo notar, solo eso, cierta pesadez en
el ambiente y, una fría corriente que me envolvió al acostarme y cerrar los
ojos, pero con el correr de las noches todo ha ido en aumento. No me siento
cómoda en esta casa. Cada vez que Eduardo se va a trabajar siento que algo me
echa, no me quiere aquí.
Desde
que mi suegra falleció la casa ha quedado deshabitada, pero sé que no estamos
solos.
Hace
tres noches que no puedo cerrar los ojos, hoy empecé a sentirme atontada y
torpe, por momentos veo sombras cruzar por el corredor, voces que hablan desde
otras habitaciones, puedo jurar que veo a mi suegra por la casa, Eduardo dice que
son alucinaciones por los días que hace que no duermo. Sé que es real, justo
ahora está ahí, en la cocina, la veo descuartizar un pollo, desde aquí puedo
oír el sonido de los huesos al quebrase, de pronto... Levanta la mirada, gira
su cabeza hacia mí sin dejar de apuntarme con el cuchillo y dice:
—No
sé que vio mi hijo en ti, no sabes preparar una comida decente, ni un hijo
pudiste darle, pero pronto todo va a cambiar voy a encargarme de ti.
La
puerta se abre, es Eduardo.
—Que
rico mi vida, estás preparando pollo a la cacerola, y ¡es la receta de mamá!
—Yo
no estaba cocinado fue ella, está aquí y quiere volverme loca.
—Adriana,
creo que lo mejor va a ser que vayamos a la clínica no puedes continuar sin
dormir, alucinas, no es normal lo que te ocurre.
—Talvez
tengas razón, además, no quiero permanecer aquí otra noche.
Estamos
en la clínica, dos enfermeras se acercan, van a llevarme a la habitación, la
veo frente a mí.
—¡No
te acerques, no me toques! —Grito, trato de escapar, pero me sujetan con
fuerza, miro a la enfermera que me está inyectando, y es... Mi suegra.
—Ahora
sí, descansa en paz. —Dice mientras ríe.
#WriToberSonrisa
Lily G. Rafferty
Fui
hasta su oficina y vi cuando se besaban, tranquilos al creer que ya no quedaba
nadie se sintieron libres para dar rienda suelta a su pasión, pero yo estaba
ahí, escondida entre los escritorios cubierta por la oscuridad del
lugar, que solo era interrumpida por la luz que salía de la gerencia. Ella le
sonríe mientras él le desabrocha la blusa.
—Maldita Zorra, voy a quitarte esa sonrisa
del rostro, ya vas a ver. —Siguen sin notar mi presencia, están demasiado
ocupados. Tomo mi celular y marco su número, él mira el display, y sonríe con
sarcasmo, le hace señas para que haga silencio llevando su dedo a la boca, y
responde mi llamada.
—Hola, cariño.
—Hola, Amor, es tarde tengo la cena lista ¿vas a
tardar mucho en llegar?
—Perdón, es que estoy resolviendo un asunto
importante, los chinos quieren los informes de todos los embarques de esta semana
listos para mañana, no tienes idea como está mi escritorio en estos momentos,
lleno de papeles, te digo ¡no sé por dónde empezar! —Él vuelve a
sonreírle, y ella le hace señas para que corte.
—Bueno, amor, trata de no demorarte mucho. Te
amo, lo sabes ¿no? —No contesta a mi pregunta solo se despide y cuelga, para
inmediatamente volver arrojarse sobre aquella rubia insípida. Mi mente se
nubla, ingreso a su oficina, siguen muy ocupados para notar que estoy a dos
metros de ellos, cierro la puerta y la trabo, entonces ella me ve, y lo separa,
él sorprendido gira. Ya, ninguno de los dos sonríe, ahora están aterrados al
verme con la pistola en mi mano que los apunta.
—Claudia, ¡por favor, no es lo que estás
pensando! ¡escúchame, pará!
Extiende su mano y camina hacia donde estoy...
El arma se dispara, le atino en el pecho y cae, ella grita entonces, le disparo
también. Ahora la que sonríe soy yo, guardo el arma y tomo de mi bolso las
tijeras de costura, me acerco a su cara y le corto su boca... ahora si tiene
una linda sonrisa. Salgo, y me siento... Llegó la policía.
#WriToberTorre
Lily G. Rafferty
Guillermo es investigador de
fenómenos paranormales, ha visitado cientos de hospitales abandonados repletos
de entidades.
Una mañana recibió una
inquietante llamada telefónica de un colega, la cual lo llenó de Intriga y
curiosidad.
—Es una maldita locura, te puedo
asegurar que aquel lugar está vivo, tiene tanta energía que puedes llegar a
enloquecer si te quedas mucho tiempo ahí.
—Hablaba acelerado, por momentos tartamudeaba, se lo notaba muy
afectado.
—¿Tan así es? No creo que supere
a lo que vivimos en la vieja cárcel de la isla. —Al recordar aquel lugar,
volvió a sentir el mismo frío recorrer su espalda.
—Es mucho peor, y mira que nos
fuimos antes de llegar al ala que está debajo de la torre, y es la que registra
más actividad en todo el maldito lugar.
Con sus aparatos habían logrado
captar pasos, psicofonías y hasta sombras que se desplazaban por los oscuros y
derruidos corredores, gritos y lamentos se mezclaban con portazos y risas
psicóticas.
—Ese lugar te vuelve loco, yo no
lo creía hasta que lo viví.
***
Desoyendo los consejos de su
amigo, tomo todo el equipo, y se dirigió solo al viejo asilo psiquiátrico de
Santa Bernardita. La noche empezaba a caer, y a cubrir cada uno de los salones
y pasillos. Sin pensarlo se fue a la zona debajo de la vieja torre, donde dicen
que una enfermera se ahorcó y cada noche repite como en un trágico bucle su
destino. Algo allí parecía estar esperándolo, la temperatura bajó
repentinamente, voces y gritos resonaban entre las paredes de las salas ya
vacías, todo era tal cual se lo habían relatado, y lo peor aún. Su cabeza
comenzó a dolerle era como si alguien estuviera aplastan su cerebro, tomándose
de las paredes fue avanzando a la zona por la torre, y sin saber como lo había
logrado, se vio parado sobre una tambaleante silla y con una soga que le
apretaba el cuello, miro y frente a él tenía la imagen de una enfermera, que
antes de empujarlo dijo:
—Es hora de retirarme, ha llegado
mi relevo.
#WriToberMiedo
Lily G. Rafferty
Miedo,
¿por qué aún sigo teniéndolo? Se suponía que al terminar él también se iría...
Ahora me doy cuenta de que no, sigo con demasiadas dudas rondando mi
cabeza y, ¿si me equivoqué? Tal vez si había otra salida, ya es tarde para
averiguarlo.
¿Por qué aún sigo aquí? Miro a mi alrededor
siento ganas de huir, estoy aterrada, cada vez llega más gente a
casa, ¿a qué vienen? Quiero que se vayan todos, entran y salen de cada una de
las estancias, aquella chica revuelve mis cosas no quiero que lo siga haciendo.
—Usted, deténgase eso es privado no me
preguntaron si podían mirar en mi correo. —Todos me ignoran grito cada
vez más fuerte, pero continúan haciéndolo. El hombre con la cámara
está ahí, me mira y habla con el otro sujeto.
—¡Déjenme en paz de una buena
vez! Tú ¡No me mires! ¡Basta ya! —La habitación da vueltas, estoy
mareada siento que voy en picada dentro de un pozo sin fondo, ¿por qué no me
detengo? La incertidumbre es peor porque no sé cuando llegará el
impacto, bueno tal vez no llegue nunca. Es mi realidad y debo aceptarla. Abro
nuevamente mis ojos, esto es una maldita locura.
—Basta, te dije que me dejaras en paz, no me
toques, ¿Por qué siguen haciendo esto? Quiero que se vayan todos. —Nadie me
escucha, y aquel hombre sigue de cuclillas fotografiándome, escucho pasos
y voces, creo reconocer la de mi madre.
—No, mamá no quiero que me veas así, no entres
quédate fuera. —El policía la frena antes de que ingrese al baño, pero es
inevitable lo vio todo, se tapa la cara con las manos y grita—. Perdón mamá, no
pude aguantar más, la sangre cae desde la bañera que está desbordada de agua,
todo se ha teñido de rojo, mis manos también, veo los cortes en mis muñecas.
Cobarde, cobarde... Aquella voz retumba en mi cabeza, Maldito miedo veté, ya no
me atormentes.
Se llevan mi cuerpo, pero yo me quedo aquí con
mis miedos que me hablan, y me recuerdan que estoy en el infierno.
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