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 Aquí les comparto los microrrelatos de estos últimos días:

#WriToberCementerio


Un grupo de adolescentes pasaban muchas horas en el cementerio, intentando dar con una tumba en especial.

Luego de sobornar con varias botellas de vino al sepulturero esperaron a que estuviera lo suficientemente borracho para quedar inconsciente, Alberto le quitó las llaves del bolsillo. Si aquella tumba existía la encontrarían en los registros, y esperaban lograrlo antes de que los efectos del alcohol desparecieran y él despertara, si los descubría se terminarían sus excursiones nocturnas.

Llegaron a la oficina, y probaron una a unas las llaves hasta que dieron con la indicada, investigaron entre las carpetas y libros de registro la fecha: 03 de enero de 1776 y el nombre Marie Lavonne, pero estos estaban incompletos alguien había arrancado una hoja, justamente la que correspondía a los servicios de ese día. Comenzaban a desanimarse cuando el hallazgo de un cofre en el fondo del cajón del archivero les llamó la atención, tenía las iniciales M. L miraron nuevamente el manojo de llaves, y notaron que había una muy pequeña, sus rostros se iluminaron al ver que aquel cofre se abría, en su interior una nota, junto a otra llave que indicaba bóveda Familia Von Hans, Luego de tomar el papel, Alberto leyó su contenido:

Hemos decidido mover el cuerpo, no podemos permitir que vuelvan a repetirse los hechos del último mes, nadie debe volver hallarla, confío que usted mantendrá esta información a resguardo por el bien de todos. Yo sé dónde está esa bóveda, vamos. —Comentó Alberto, y luego de guardar todo salieron de allí.

***

 

Ansiosos ingresaron, luego de descender por unas escaleras de piedra encontraron una puerta, con inscripciones en latín, rodeada de crucifijos, al traspasarla un féretro amarrado con cadenas, se encontraba frente a ellos, tomaron la ouija y encendieron las velas, iniciaron el ritual nombrando a la difunta, inmediatamente el terror los invadió porque el ataúd comenzó a moverse como si algo en su interior estuviera tratando de salir, aterrados soltaron la tabla y corrieron.

Fuera, los aguardaba el sepulturero, quien tomándose de la cabeza repetía.

—No debieron despertarla, ahora, todo el pueblo será su cena.


 

#WriToberMusica microrrelatos



Hace una hora que ha amanecido, debo apresurarme si quiero presenciar su último baile, luego de hoy ya no habrá más presentaciones, confieso que estoy triste es inevitable, desde que tengo memoria he venido a verlos bailar, Al principio me escondía detrás de las puertas y los espiaba a través del vidrio cuando pensaba que no me veían, hasta que un día me invitaron a ver el espectáculo, tenía ocho años y soñaba con ser bailarina. He aprendido mucho de ellos durante estos años y, muy pronto será mi gran oportunidad podré audicionar para ingresar a la compañía de Ballet.


Desde la escalera puedo escuchar la música sonar, aquella melodía me llama y atrae como un imán, me apresuro a subir, cuando ingreso al salón los veo; Slovenka y Dimitry danzan, es como si volaran en perfecta sincronía. Las ventanas abiertas agitan las cortinas y complementan la escena.
Caigo presa de aquel embrujo, me dejo invadir por los acordes que desprende la vieja fonola, el disco de pasta gira una y otra vez, mientras la púa lo acaricia lentamente.
Dan sus últimos pasos de baile, un giro y un bello salto final que los funde en un abrazo eterno, la música se detiene de pronto y detrás de mí puedo escuchar:


—Jovencita, ¿qué haces aquí? ¿Es muy peligroso puedes lastimarte, cuántas veces debo repetirte que no ingreses al teatro? Vamos, que ya han llegado los obreros para iniciar la demolición.


—¿Puedo llevarme la fonola papá? —Me mira resignado, mientras retira algunos escombros que han caído sobre la derruida mesa sobre la cual está colocada.


—No creo que funcione cariño, hace años que está aquí llenándose de polvo.


—Funciona, yo sé que sí.


Suspira resignado, y puedo notar que sus ojos también se han humedecido. —Vamos, que ya todo está listo, no hay nada más que hacer aquí.


Giro para ver el salón, antes de cruzar la puerta, Dimitry la toma de la mano, y Slovenka me regala una última reverencia antes de desaparecer.


 

#WriToberRomántico (microrrelatos)



Un elegante caballero los aguardaba en la planta principal. Luego de los saludos de cortesía los señores se sentaron en el salón, mientras ella, daba indicaciones a la servidumbre para que sirviera la cena.

—Conde Stefan, es un honor recibirlo en nuestra villa, seguramente ha de esta algo cansado por tan largo viaje. Estamos ingresando en una época complicada del año, con el clima muchos caminos se bloquean tornándose difíciles de transitar. Si le parece bien, ahora cenaremos y luego podrá retirarse a su cuarto a descansar, así mañana podremos hablar tranquilamente de negocios.

—No se preocupe, me encuentro perfectamente bien, hace mucho tiempo que deseo esta reunión, pero mis negocios en Viena no lo permitían.

—Si los caballeros lo desean, podemos pasar al comedor. —Lorreine que se encontraba junto a la puerta del comedor, los invitaba a ingresar.  Su esposo lo hizo primero y detrás de él Stefan, quien, al pasar junto a ella, le tocó su mano sin que Stuart lo notara, sus miradas se cruzaron por unos breves instantes, pero lo suficiente para inquietarla, sus ojos negros y penetrantes la volvían vulnerable.

Luego de la cena, Lorraine indicó al servicio que podían retirarse, cuando se quedó sola en la cocina, tomó el frasco con el granulado que había escondido unos meses atrás, debajo de una madera suelta del piso de la despensa, y salió de allí rumbo al escritorio donde los hombres conversaban, antes ingresar se detuvo frente al bar, sirvió dos copas de brandy en una de ellas agregó parte de lo que contenía el frasco, para luego de guardarlo nuevamente dentro de la manga de su vestido.

A los pocos minutos el cianuro había hecho su trabajo y Stuart yacía muerto en el sofá, Stefan quien miraba sonriente la escena, dejo su copa sobre la mesa, fue directo hasta ella, para besarla apasionadamente.

—Ha pasado mucho tiempo, te he extrañado, mi amor, incluso dudé, no sabía si finalmente te atreverías. Ahora, dime: ¿qué vamos a hacer con el cuerpo?

—Pues... La casa está fría, creo que es el momento de agregar combustible a la caldera.

 


 

#WriToberInsomnio Microrrelato



Mi esposo no entiende, sé que si duermo moriré. La primera noche que pasamos en esta casa, una inquietante presencia se hizo notar, solo eso, cierta pesadez en el ambiente y, una fría corriente que me envolvió al acostarme y cerrar los ojos, pero con el correr de las noches todo ha ido en aumento. No me siento cómoda en esta casa. Cada vez que Eduardo se va a trabajar siento que algo me echa, no me quiere aquí.

Desde que mi suegra falleció la casa ha quedado deshabitada, pero sé que no estamos solos.

Hace tres noches que no puedo cerrar los ojos, hoy empecé a sentirme atontada y torpe, por momentos veo sombras cruzar por el corredor, voces que hablan desde otras habitaciones, puedo jurar que veo a mi suegra por la casa, Eduardo dice que son alucinaciones por los días que hace que no duermo. Sé que es real, justo ahora está ahí, en la cocina, la veo descuartizar un pollo, desde aquí puedo oír el sonido de los huesos al quebrase, de pronto... Levanta la mirada, gira su cabeza hacia mí sin dejar de apuntarme con el cuchillo y dice:

—No sé que vio mi hijo en ti, no sabes preparar una comida decente, ni un hijo pudiste darle, pero pronto todo va a cambiar voy a encargarme de ti.

La puerta se abre, es Eduardo.

—Que rico mi vida, estás preparando pollo a la cacerola, y ¡es la receta de mamá!

—Yo no estaba cocinado fue ella, está aquí y quiere volverme loca.

—Adriana, creo que lo mejor va a ser que vayamos a la clínica no puedes continuar sin dormir, alucinas, no es normal lo que te ocurre.

—Talvez tengas razón, además, no quiero permanecer aquí otra noche.

Estamos en la clínica, dos enfermeras se acercan, van a llevarme a la habitación, la veo frente a mí.

—¡No te acerques, no me toques! —Grito, trato de escapar, pero me sujetan con fuerza, miro a la enfermera que me está inyectando, y es... Mi suegra.

—Ahora sí, descansa en paz.  —Dice mientras ríe.

 

 

 

 

 

 


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