El grupo de Facebook https://www.facebook.com/groups/LITERART me ha invitado a participar de este genial reto el cual se desarrollará durante todo el mes de octubre, con el motivo de celebrarse Halloween debemos subir cada día un relato que sea relacionado con la siguiente temática.
#WriTober La luna.
Microrrelato. Lily G. Rafferty
Buscando refugio ingresé, la única luz que
iluminaba el recinto era la de la luna que ingresaba por las ventanas, dejé mis
cosas en el suelo e hice fuego para calentarme. El lugar parecía ser una vieja
bodega abandonada, no era la mejor opción, pero cuando no tienes otro lugar
para dormir, cualquiera es bueno antes que afrontar la fría noche a la
intemperie.
La luna llena era brillante. A pesar de que el
invierno empezaba a hacerse notar, me permitió disfrutar lo poco que había
logrado conseguir hurgando en la basura. Cuando hube terminado mi improvisada
cena, agregué un leño más a la hoguera y me acomodé para intentar dormir. De
pronto, una gélida ráfaga apagó el fuego, todo mi cuerpo comenzó a
estremecerse. La luz se extinguió.
En ese momento sentí que no estaba solo... algo
estaba allí frente a mí, podía escucharlo arrastrándose
y acercarse emitiendo un extraño sonido, traté de escapar lo más rápido que mis
piernas me lo permitían, y antes de cruzar la puerta me tomó de
los pies y caí, comencé a patear para intentar zafarme, lo escuchaba gruñir y
reptar. A tientas con mi mano tomé algo que creo era un trozo de madera, lo golpee
una y otra vez, mientras sentía como iba clavando sus dientes en mi tobillo.
Temí que ese era mi fin, el dolor aumentaba y sentía como la sangre se escurría
hacia mi zapato. Luchaba contra algo que no lograba ver, logré aferrarme a una
de las columnas y, con las pocas fuerzas que me quedaban me incorporé, allí
parado bajo amparo de la luz de la luna, ya, fuera de las bodegas, vi como
aquello que me atacaba, emitió un chillido que resonó por todo el lugar,
desapareciendo al tomar contacto con la luz, escapé como pude, sin mirar atrás.
Desde ese día evito pasar por allí, he decidido
dormir bajo las estrellas, prefiero morir congelado en la calle, a enfrentarme
nuevamente a algo parecido a lo que me atacó esa noche en aquel lugar.
Casa
encantada: Lily G. Rafferty
#WritToberCasaencantada
El
anuncio era por demás tentador, una excelente casa a un muy buen precio.
—Los
dueños desean incluir los muebles y demás objetos que están en la propiedad,
viajaron de manera urgente al exterior. —La empleada de bienes raíces, sonaba
muy convincente del otro lado de la línea telefónica.
—Deme unos minutos, voy a consultarlo con mi
esposa y vuelvo a llamar. —Andrés cortó la comunicación. Nunca dejaba pasar una
buena oportunidad, y sentía que está lo era, si bien, la decoración y
los muebles no eran de su agrado, pensó que podían venderse luego.
***
Paula
recorrió la casa, y lo primero que le llamó la atención fue encontrar
pertenencias de los anteriores dueños, ropa, calzado, fotos incluso documentos
en los cajones, además, la nevera y la despensa estaban llenas de alimentos.
El
sonido de una caja musical la sorprendió de repente, llevándola hasta el cuarto
infantil, ahí sobre la cómoda un carrusel giraba, pero al acercarse este se
detuvo, pasos detrás suyos la hicieron voltear... Estaba sola, extrañada salió
y pudo ver que Andrés ingresaba desde el jardín.
—Que
raro es todo, parece como si hubieran huido, ¿quién se muda y deja todo,
recuerdos y papeles importantes?
—Paula,
no seas paranoica, escuchaste a la vendedora debieron viajar con urgencia,
seguro hay una explicación, junta todo en algunas cajas y vemos de enviarlas a
la oficina del agente.
Luego
de acomodar un poco el lugar cenaron, y como el cansancio los empezaba a
invadir, decidieron que era hora de descansar. Apenas entrar al dormitorio, música
que provenía de la sala empezó a escucharse, acompañada de un murmullo, era
como si una fiesta estuviera realizándose.
Bajaron
cautelosos, ante la duda si había entrado alguien a la propiedad, pero para su
sorpresa al llegar, no encontraron a nadie. Todo estaba en silencio.
***
Las
risas de niños que correteaban jugando atravesando el corredor, hicieron que
Paula se despertará a mitad de la madrugada, fue hacia la puerta apoyó el oído
antes de abrirla, y en ese momento un susurro a su lado, le dijo:
—¿Quieres
jugar conmigo?
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