"8 Santos" de Sonia Pericich


8 Santos
Dárbona una ciudad donde nunca sucede nada hasta que...


Escrita por: Sonia Pericich.
Sonia Pericich nació el 20 de mayo de 1981 en la localidad de El Socorro, provincia de Buenos Aires (Argentina).
Comenzó escribiendo poemas en su adolescencia, quizás como muchos, pero pronto supo que necesitaba más.
Sin aferrarse a un género en particular, debido a su afán de desafiarse, sus historias giran en torno a los eternos conflictos entre la naturaleza humana y las leyes impuestas por la sociedad —creencias, tradiciones y costumbres—, evidenciando su espíritu analítico y crítico, carente de fanatismos.
Tanto en escenarios realistas como fantásticos, las acciones de sus personajes intentan provocar en el lector ese mismo espíritu, por lo que el suspenso y la sorpresa se vuelven elementos recurrentes en sus obras, volviéndolas poco predecibles.

Mi reseña:
Dos detectives de una pequeña ciudad alejada de los grandes conglomerados de gente, tranquila y casi idílica, pero es misma tranquilidad la vuelve monótona y aburrida, para los agentes de policía locales que no tienen nada interesante que hacer en sus horarios de trabajo, hasta que un día, un extraño y horrendo crimen sacude a los pobladores y los coloca en un callejón sin salida a los hermanos Carrasco, por ese motivo deben llamar a dos agentes más avezados para que logren dilucidar el caso. El detective Santos Herrera y su asistente, Melina Cuesta, viajan Dárbona, para comenzar con la investigación, pero las víctimas se multiplican, y esta vez será alguien muy cercano al ámbito policial. Pistas y más pistas que nos llevan a conjeturar una y otra vez entre posibles sospechosos e interrogantes, ¿quién es el causante de los repetidos asesinatos? ¿Por qué razón alguien querría de esa manera causar el terror entre quienes habitan Darbona?

En la noche sus calles en penumbras le recordaban a uno historias como "Jack El Destripador" o "El Jinete Sin Cabeza", sin embargo nada sucedía; sus calles, casas y paisajes parecían estar siempre dormidos, inmunes, inamovibles, ajenos al peligro que creían inexistente.

Santos es un hombre serio y perspicaz, como todo detective, pero tendrá que ver cómo se las arregla con unos archivos que solo han acumulado polvo en los últimos cincuenta años.

Junto a su asistente, Melina Cuesta, vivirán una experiencia laboral única que los hará replantearse el concepto de justicia y cambiará sus creencias para siempre. 

Una nueva muerte no era algo bueno, mucho menos si todo indicaba que era obra del mismo asesino. Era pronto aún para asegurarlo, pero por la descripción de Javier sobre las heridas, a Santos le pareció casi seguro.

Muy buena novela policíaca, amena, intrigante, fácil de leer y con un final inesperado. Una narrativa sencilla, clara, sutil y muy ágil, sus personajes están muy bien estructurados y sus diálogos impecables, con la dosis justa de suspenso, acción y algo de fantasía que la vuelve entretenida.
Sólo puedo decirles que cuando descubran quien, y porque realiza estos crímenes van a sorprenderse y no exagero.

Mi calificación: 5 📙📙📙📙📙

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